A pesar de que es el primer productor de porcino del mundo (seguida de EE.UU., Alemania y España), el masivo consumo que los ciudadanos chinos hacen de la carne de este animal está obligando al gobierno de Pekín a buscar materia prima fuera de sus fronteras, en Europa.
Y es que el gigante asiático no puede absorber su propia demanda alimentaria con la producción que tiene, lo cual está produciendo un encarecimiento en la cesta de la compra de los chinos que redunda muy negativamente en la inflación. La enfermedad de la «lengua azul», además, ha afectado a su cabaña, lo cual ha mermado aún más su capacidad.
Según aseguró el pasado miércoles el Banco Popular de China, que es el banco central del «Imperio del Centro», la inflación alcanzó el 5,6% en junio, más de dos puntos por encima de lo esperado. Y los productos alimentarios, sobre todo la carne de cerdo y los huevos, son responsables del 80% del aumento del IPC chino, que preocupa, y mucho, al gobierno de Pekín.
Con estas premisas, China necesita importar carne de cerdo como sea, y de esta necesidad nace una gran oportunidad para las empresas españolas, que quieren posicionarse en un mercado que genera muchas incógnitas, atractivo pero desconocido, y en el que necesitarán eficiencia y competitividad.
Un protocolo que abre fronteras
Precisamente para ayudar al empresariado español a adentrarse en el mercado chino, el Ministerio de Agricultura ha cerrado esta semana un protocolo con la República Popular China para exportar carne de porcino. El momento clave en que se gestó este acuerdo fue el pasado mes de junio, cuando los Reyes viajaron a China en un viaje oficial que duró una semana acompañados por personalidades del mundo empresarial español. La buena sintonía entre los Estados chino y español quedó bien patente entonces, y cristalizará en un acuerdo que se firmará próximamente en Pekín.
Todas las empresas españolas del sector que estén interesadas en exportar tendrán que notificárselo al Ministerio antes del 7 de septiembre, acreditando que cumplen con los requisitos sanitarios que exige China. Una vez cumplido este trámite, el Ministerio mandará la documentación al gobierno chino para que éste de luz verde a las exportaciones. De momento es una incógnita cuántas empresas españolas se lanzarán a la aventura china y el efecto que ello tendrá sobre el sector cárnico de nuestro país, pero es previsible que muchas compañías -sobre todo las que tienen experiencia en exportación a otros países- no desaprovechen la oportunidad de acceder, poco a poco, a semejante mercado.
Pero quienes crean que la apertura de las fronteras chinas al cerdo español será a cualquier precio no están en lo cierto. China ya ha firmado acuerdos similares con Alemania, tercer productor mundial de carne de cerdo, y Dinamarca, que pese a su pequeño tamaño exporta grandes cantidades de porcino. La competencia por llegar a la mesa de los chinos será dura y estará centrada, como siempre en el comercio, en el binomio calidad-precio.
Respecto a la calidad, los productos de alto «standing» no prevén una avalancha de solicitudes, sino que será la casquería -las vísceras comestibles del cerdo, como el hígado, los pulmones o los riñones- el tipo de producto más demandado. Para Miguel Ángel Díaz Yubero, director general de Covap -cooperativa cordobesa que lleva casi un año con una oficina en Shangai-, esto es «una gran noticia, porque en España cada vez se comen menos hígados y demás y así se les puede dar salida».
Felices, pero expectantes
En cuanto al precio, será necesario mucho esfuerzo para que la carne española sea competitiva. Por ello el sector se felicita por el acuerdo alcanzado, pero sin lanzar las campanas al vuelo. Desde UGT, Sebastián Serena asegura que «no va a ocurrir de golpe, ni de repente todo el cerdo español va a ir a parar a China. Lo que ocurrirá es que las empresas españolas irán adaptando o ampliando su producción a la nueva demanda». Además, desde CC.OO. Cecilia Díaz avisa de que el alza en el precio de los cereales que se está viviendo en los últimos tiempos puede repercutir en la competitividad del cerdo español que viaje a China: «éste es el punto débil de España para los precios en alimentación».