Los ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) siguen discrepando en torno a la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) y su futuro a partir de 2013, cuando finalizan los actuales presupuestos del continente.
El Consejo de Agricultura comunitario celebra por estos días una reunión informal en la localidad alpina de Annecy, al este de Francia. La negociación concluiría en noviembre y está marcada por la crisis del precio de los alimentos.
La PAC absorbe la mitad del presupuesto comunitario, 55.800 millones de euros al año. Suecia cuestiona el presupuesto de esa política, por considerarlo demasiado alto, mientras que el Reino Unido es partidario de que en el futuro «sólo sean las fuerzas del mercado las que regulen la agricultura». España está entre los países que, como Francia, abogan por mantener una política agrícola fuerte.
Existe la propuesta de suprimir las cuotas lecheras en 2015 y, entre tanto, aumentarlas gradualmente y aplicar medidas para acostumbrar al sector a la liberalización del mercado.
Otro asunto de difícil acuerdo es la llamada « modulación», el recorte de subvenciones agrícolas directas para traspasar ese dinero a otras políticas en el campo, vinculadas al desarrollo rural (cofinanciadas por la UE y los países). Actualmente ya se aplica esa reducción de 5% de las ayudas y la UE pretende elevar el recorte hasta situarlo en 13% para los productores que perciben subsidios por más de 5.000 euros.