En general, la agricultura chilena se beneficiará del alza del dólar. Los viñateros apuestan a su buena relación precio y calidad para desplazar competidores. Sin embargo, hay preocupación por el trigo y el sector lácteo.
Por estos días, Renán Carrasco agregó una nueva preocupación a sus labores habituales. El agricultor de Doñihue, Sexta Región, no sólo se preocupa de planificar la nueva temporada de la exportadora de fruta que levantó a pulso, visitar a otros productores y mantener contacto con importadores de Estados Unidos y Europa. Desde hace unas semanas, Carrasco dedica una parte del día a informarse a través de los diarios y de la televisión de las últimas vicisitudes de Wall Street.
"Hay una sensación de crisis global, de que se viene algo muy malo. Sin embargo, en el agro estamos acostumbrados a salir adelante en los tiempos complicados", afirma Carrasco.
Si se tiene en cuenta lo que muestran las noticias se podría pensar que Renán Carrasco es un hombre de mucha fe. Las quiebras y ventas de megabancos se suceden sin parar. Cuando apareció el primer plan de salvataje para el sistema financiero de EE.UU., los diputados de ese país le dieron un rotundo rechazo. Mientras tanto, las acciones caen en picada y se anuncia la posibilidad de que el Reino Unido y España entren en recesión.
A esta altura, la pregunta cae de cajón: ¿cómo va a afectar la debacle financiera al agro chileno?
La respuesta, aunque pueda parecer extraña a primera vista, está mucho más emparentada con el optimismo de Renán Carrasco que con los depresivos comentarios de los analistas económicos.
Problemas en la demanda
Primero, la mala noticia. La crisis financiera terminará por transmitirse a la economía real, por lo que va a afectar el consumo de los alimentos que exporta Chile.
"Los consumidores están más conservadores. Como la gente en Estados Unidos está preocupada por la posibilidad de perder su trabajo, tratan de gastar menos. Si antes llevaban dos cajas de uva de mesa, ahora van a llevar una. Además, buscarán los precios más bajos", afirma Manuel José Alcaíno, director de Decofrut.
John Pandol, gerente de Pandol Brothers, una comercializadora californiana de fruta, reafirma la opinión de Alcaíno.
"Lo más probable es que la gente reemplace alimentos caros, como los orgánicos o los arándanos, por otros más baratos", afirma Pandol.
Y no sólo los compradores de Estados Unidos están en alerta. En el resto del mundo la sensación de que se está ad portas de una recesión hace que los consumidores estén más ahorrativos.
Los especuladores también apuestan a una menor actividad económica, por lo que los precios de los commodities agrícolas como el maíz y el trigo cayeron en picada en lo que va del segundo semestre de 2008.
Eso sí, la situación más complicada entre los cereales es la del trigo. Mientras la producción de maíz de Estados Unidos enfrenta problemas de siembra y una fuerte demanda para etanol, la del trigo está firme, por lo que éste está más expuesto a nuevas caídas de precios.
Sin embargo, los cereales tienen a favor el alza del dólar. De la misma forma en que la caída internacional de un commodity como el petróleo se ha visto atenuada en Chile por el auge de la divisa norteamericana.
Sin embargo, en el caso del rubro lechero hay preocupación.
"El consumo de lácteos tiene una relación directa con el poder adquisitivo. El problema es que pensamos que esta primavera puede haber un crecimiento de 15% en la producción, por lo que una menor demanda externa puede golpear al sector", reconoce Manuel Zamora, presidente de los exportadores lácteos.
En cambio, en la industria del vino, los consumidores cada vez más tacaños son vistos como una oportunidad. En circunstancias de crisis económica, la gente tiende a comprar vinos más baratos. La apuesta del sector es que la buena relación precio y calidad de la oferta chilena permitiría desplazar a países competidores, especialmente en el segmento de los US$ 10 a 15 la botella, el espacio en que las viñas venden la mayoría de su producción.
Positivo efecto del Dólar
Pero junto al signo negativo del menor consumo, hay otro bastante positivo: el valor del dólar va hacia arriba.
De los $434 que alcanzó a estar en abril, la divisa norteamericana remontó hasta los $570 la semana pasada, es decir, un alza de casi 30%.
Y la tendencia es que se mantenga firme en el mediano plazo. De hecho, el Banco Central decidió recientemente terminar con sus compras periódicas de dólares, política lanzada este año para sustentar el precio de la divisa.
Nuevamente la razón está en la crisis de Wall Street y en la percepción de los inversionistas de que ésta terminará por contagiar a la economía real, como las manufacturas y la construcción. De ahí que el cobre, el principal ítem exportador chileno, luego de haber superado los US$ 4 la libra, hace unas semanas cayera bajo la barrera de los US$ 3.
"Debido a la menor actividad económica internacional, el precio del cobre va a tender a la baja. Eso significa que entrarán menos dólares a Chile de lo que era habitual, lo que va a fortalecer su valor frente al peso", afirma Eugenio Figueroa, profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
La importancia del dólar es que es "la" gran variable que explica los resultados de las empresas agrícolas chilenas.
De hecho, el agro local es uno de los más abiertos del mundo. Por ejemplo, el 90 por ciento de los ingresos de la industria del vino proviene de las exportaciones. En sectores como la fruta, con envíos por US$ 2.200 millones, la importancia de los mercados externos es similar.
En palabras simples, el sueldo de la agricultura chilena se paga en la moneda de Estados Unidos. Y este año el salario aumentó casi un tercio.
Es por eso que el alza del dólar y de los ingresos vuelve más atractivo invertir en el agro.
"El efecto es muy fuerte. Por ejemplo, cuando el dólar estaba a 440 pesos, invertir en una hectárea de almendros costaba cerca de US$ 6 mil. En cambio, a 600 pesos por dólar, el monto cae a US$ 4 mil. Obviamente, eso tiene un efecto positivo en la rentabilidad de un proyecto agrícola", afirma Juan Sutil, presidente de empresas Sutil.
Si se tiene en cuenta que el dólar es uno de los refugios preferidos por los inversionistas en momentos de crisis internacional, se entiende que un escenario cercano a los $600 por dólar, un panorama soñado hace un par de meses, sea plausible en el mediano plazo.
Restricción crediticia
Una vieja broma respecto de los bancos dice que prestan plata cuando la gente no la necesita y la niegan cuando es más urgente. Algo de cierto hay en ello, por lo menos por estos días.
De hecho, el acceso al crédito se puso cuesta arriba. En primer lugar, por la persistente alza de la tasa de interés impulsada por el Banco Central.
"Nos preocupan las mayores tasas. Es importante sensibilizar al Banco Central de que existen factores internacionales (precios de commodities y recesión) y nacionales (aumento de la oferta) que presionarán a la baja la inflación. Eso no hace necesario nuevas alzas de tasas", afirma Juan Pablo Matte, secretario general de la SNA.
Sin embargo, los bancos también enfrentan mayores dificultades para conseguir recursos para dar créditos.
La razón está en la gran desconfianza para los préstamos interbancarios, la principal fuente de recursos frescos de las instituciones financieras. El temor de los bancos internacionales a que otros estén involucrados con los tóxicos préstamos subprime tiene casi paralizado el financiamiento de un banco a otro. Incluso la cadena llegó a Chile.
"Hay que tomar medidas en forma decisiva. No sacamos nada con que el Banco Central coloque dólares de a poco en el sistema bancario. Tenemos miles de millones de dólares de los fondos del cobre guardados en el exterior. Con inyecciones fuertes de parte de esos recursos, se puede destrabar el crédito en Chile", afirma Juan Sutil.