El Centro Binacional de Formación de Mallares, único en su género, surgió para brindar formación técnica agraria a los 21 distritos rurales que se sitúan en la Cuenca Catamayo-Chira, a fin de promover su desarrollo y permitir que los egresados, muchos de los cuales tienen entre los 17 y 22 años, realicen proyectos productivos en la zona.
Esta institución nació en el 2003, como parte del Proyecto Binacional de Ordenamiento, Manejo y Desarrollo de dicha cuenca, y empezó a funcionar un año después. Dentro de la currícula se incluyeron clases de Administración de Negocios Agropecuarios y Producción Agropecuaria durante tres años, previa postulación.
Como lugar de formación reconocido por el propio Ministerio de Educación, el Centro cuenta con tres tipos de financiamiento: Del Estado, que brinda salarios a los 25 profesores (250 mil nuevos soles); canon petrolero (un millón de nuevos soles) y recursos propios, que implica una gestión empresarial mediante proyectos de desarrollo de los alumnos, docentes y egresados, que generan utilidades de más de 250 mil nuevos soles.
Pero, ¿cuál es la diferencia con otras universidades? Un profesor del Centro Binacional de Formación debe producir en el área de trabajo y/o campo, cosa que no siempre ocurre con los catedráticos universitarios. “Profesor que no produce, no puede seguir dictando cursos”, dijo a Peru.com su director, Joel Troncos Castro.
Cabe indicar que el centro se ubica en un terreno de 65 hectáreas y su presupuesto anual asciende a tres millones de nuevos soles, aunque la mayor parte no proviene precisamente de la institución. Junto a los temas ya mencionados, también se brindan clases complemetarias, como danzas, teatro, deporte, música, entre otros. En el campo de producción, los alumnos aprenden los secretos del frijol, maíz, hortalizas, arroz, banano orgánico y uva.
Sobre la uva, el departamento de Piura podría convertirse en los próximos meses en un importante centro de producción de esta fruta, incluso por delante de Ica, pese a que no recibe la promoción necesaria del Ministerio de Agricultura, pues presenta un alto potencial para el sembrío, algo que no se había hecho en esa región de país.
Los alumnos también aprenden a usar las llamadas Controladores Biológicos, insectos capaces de erradicar grandes plagas, como la mosca de la fruta, el pulgón, el complejo mosca y la cochinilla. ¿Por qué? Para evitar el uso de insecticidas o pesticidas que puedan dañar el medio ambiente. Recuérdese que estos agroquímicos pueden tardar hasta 100 años en degradarse del suelo.
Del mismo modo, se han instalado criaderos, dependiendo del ciclo: En el primer semestre se crían pollos y en el segundo, pavos. Igualmente, se fomenta la crianza de porcinos con fines industriales. Los egresados tienen lo suyo: Sandro Viteli, quien egresó el 2006, ahora trabaja en la empresa REPABAN de Samán y se encarga de elaborar todo el paquete administrativo y funcional de los trabajadores.