"Para los países, la transformación del maíz es esencial para sus economías", dijo el gerente de Maizar, Martín Fraguío, durante el último congreso de la organización.
Curiosamente, la Argentina ocupa el segundo lugar como exportador mundial con una cosecha que promedia las 20 millones de toneladas, cuando esta cifra es apenas el 6% de lo que produce el primer exportador mundial, los Estados Unidos.
Es más, en el país del norte, el consumo de maíz para etanol – gracias a los subsidios que aplica el Estado- equivale a cinco cosechas argentinas.
"Nunca fuimos un gran transformador de maíz", reconocía Fraguío en dicho congreso.
"Uno de los desafíos que tenemos como país es lograr que la transformación sea atractiva para los inversores."
En este sentido, 2008 concluyó con la buena noticia de que Cargill inyectará 36 millones de dólares en la empresa Glucovil, del Grupo Ledesma, para aumentar la capacidad de procesamiento de maíz, por el método de la molienda húmeda.
La nueva sociedad se llamará Glucovil Argentina SA y procesará más de 360.000 toneladas anuales del cereal.
Cargill se queda con el 30% de la nueva compañía, a cambio del aporte, y Ledesma el otro 70%.
Pero en el plazo de cinco años prevén lanzarse con una nueva planta de molienda húmeda, bajo una nueva razón social, donde las participaciones de cada socio se invertirán. Así Cargill se quedará con el 70% y Ledesma con el 30 por ciento restante.
La molienda húmeda es un proceso de transformación del maíz del cual se obtienen mayoritariamente almidones, que tienen un sinnúmero de aplicaciones en la industria alimentaria, por caso las gaseosas o las conservas.
Según la Secretaría de Agricultura de la Nación, en el país se destina anualmente más de un millón de toneladas para la industria de la molienda húmeda.
El principal jugador es Productos de Maíz SA, una compañía subsidiaria de las estadounidense Corn Products, que durante 2008 estuvo en negociaciones para ser adquirida por la tercera multinacional granaria, Bunge.
Iba a involucrar un negocio de u$s4.800 millones. Se anunció en junio, pero crisis global mediante, en noviembre informaron que el acuerdo quedaba sin efecto.
El otro jugador importante es la alimentaria cordobesa Arcor, con sus plantas de Arroyito (Córdoba) y Lules (Tucumán).
Luego y casi cerrando el lote de jugadores (hay una pequeña empresa en Esperanza, Santa Fe), aparece Ledesma con Glucovil, en la puntana ciudad de Villa Mercedes.
En esta planta se procesan anualmente unas 240.000 toneladas de maíz, de las cuales se obtienen unas 92.000 toneladas de jarabe de fructosa, unas 45.000 de jarabes de glucosa, otras 14.000 de almidón nativo y 14.000 de almidones modificados.
Lo más interesante de esto, es que no se trata de productos de consumo final, sino de bienes intermedios que son utilizados por otras industrias para seguir agregando valor.
El jarabe de fructosa es utilizado por la industria de las gaseosas, mientras que el de fructosa y sus mezclas por la de las conservas y las confituras. La industria del papel requiere almidones y los subproductos son utilizados para la alimentación animal.
En tanto, el maíz que consume Glucovil proviene de la región, es decir San Luis, sudoeste de Córdoba y norte de La Pampa. A un rinde promedio de 7.000 kg/ha, la planta está consumiendo la producción de unas 35.000 hectáreas.
Y con las inversiones que aportará Cargill, la superficie afectada al abastecimiento de la planta trepará a más de 50.000.
Para la producción primaria, la presencia o no de la agroindustria no es indiferente.