El sorpresivo crecimiento de los casos de gripe A provocó un estado casi de psicosis: tres colegios decidieron ayer cerrar sus puertas, pese a no tener casos sospechosos entre sus alumnos, por lo que podrían ser sancionados. Esas escuelas se sumaron a las cuatro –dos en la ciudad de Buenos Aires y dos en la provincia– que el Gobierno ordenó cerrar durante 14 días, porque había chicos contagiados. Los 19 casos confirmados –17 de los contagiados con la enfermedad son menores– provocaron temor en padres y directivos escolares.
Las escuelas que cerraron por su cuenta son Santa María y Los Robles, en la localidad bonaerense de Pilar, y el Northlands, en Olivos. En este caso, la decisión se adoptó porque el colegio comparte docentes con los otros donde hay casos confirmados. En el Santa María, se anunció que no se dictarán clases “hasta nuevo aviso”, mientras que en el colegio de Olivos, la medida será por 72 horas. En Los Robles se resolvió suspender las clases ayer y hoy para realizar una desinfección en el edificio. “El jueves vamos a retomar las clases tras un limpieza de nuestras instalaciones y una fumigación, porque hay varios colegios de la zona afectados y los chicos están interconectados por diferentes actividades”, explicó Guillermo Nolazco, representante legal de ese colegio, quien aclaró que los inspectores escolares recomendaron retomar las clases pero los padres del alumnado optaron por el cierre preventivo.
El ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco, desestimó que se adelanten las vacaciones de invierno para desinfectar todos los establecimientos. El funcionario precisó que “ningún país ha tomado una medida –de suspensión general de las clases–, salvo México. Porque cuando ellos advirtieron lo que estaba pasando, la situación era de una gran masividad”.
La alerta escolar se despertó el lunes por la noche, cuando el Ministerio de Salud de la Nación confirmó que la cifra de los casos en el país había ascendido de 5 a 19; 17 de las personas infectadas son menores: 14 de ellos cursan el sexto grado en el colegio Fray Mamerto Esquiú del barrio porteño de Belgrano, donde una niña que había viajado a Disney con su padre contrajo el virus y lo contagió a sus compañeros antes de desarrollar los síntomas. En el mismo barrio, la Escuela del Caminante confirmó un caso, al igual que North Hills y el Colegio del Pilar, ambos de esa localidad. Ayer se difundió que el caso confirmado de una mujer infectada, que se conoció el viernes último, es de una empleada de la Cancillería argentina que había viajado a Estados Unidos con su marido.
Tras el fin de semana largo, muchos de los familiares que llevaban a los chicos a colegios de la zona de Belgrano o Pilar se enteraron de la suspensión de clases en la entrada de los edificios escolares. “¿Cómo no vamos a estar preocupados?”, se preguntaba Gladys, al llevar a sus dos nietos a la primaria del colegio Esclavas del Sagrado Corazón, frente a la Escuela del Caminante, que estaba cerrada. Al escuchar el planteo, Alejandra Parra dijo a Crítica de la Argentina: “Vengo a traer a mis hijos de 11 y 9 años y me da miedo, pero creo que se tomarán todas las medidas necesarias para prevenir y no podemos contribuir a que haya una psicosis colectiva”, reflexionó.
Los padres de alumnos del Lincoln, a dos cuadras del Esquiú, coincidieron con esa idea: “Me parece que hay un poco de paranoia general. Hoy tuve que retirar a mi nena del jardín porque la semana pasada estuvo con otitis y no traje el certificado que acreditara que no tuvo otros síntomas”, precisó Roxana. Julieta Paradelo, una mamá que también tiene hijos en primaria y jardín, analizó: “Hay que estar alerta porque los colegios con casos confirmados están muy cerca”.
Mariana Rotondaro, que tiene chicos de 13, 9 y 3 años, contó a este diario que los tres están con fiebre y resfríos: “El médico me dijo que era una gripe normal y no se me había ocurrido que pudiera ser una gripe porcina. Pero como vivo cerca de Pilar y los casos crecen, estoy cada vez más intranquila”, reconoció.
En el caso del colegio Martín Buber, en el barrio porteño de Palermo, los chicos que faltaron más de tres días deben volver a la institución con un parte médico que corrobore que están sanos. “Les pedimos que se laven las manos más seguido y ninguno se queja”, precisó una autoridad de la escuela.
Consultada por este diario, una maestra de la escuela José Martí, en un asentamiento de Villa Soldati, aseguró que sus alumnos están preocupados por otras enfermedades: “Acá los temas son el dengue y las ratas porque estos chicos no viajan al exterior. Estamos frente a un planteo de enfermedades clasistas. No tomamos precauciones por la gripe porcina y los padres tampoco mostraron preocupación”.
NUEVAS CIFRAS. La ministra de Salud Graciela Ocaña informó que hay 34 nuevas muestras en el Instituto Malbrán que están siendo analizadas, con las que ya se suma un total de 60. La Organización Mundial de la Salud informó que los casos de influenza llegaron a 12.954, distribuidos en 46 países, incluyendo 92 muertes asociadas con la enfermedad, la mayor parte en México.
Volvió enferma de un viaje a Disney
El colegio Fray Mamerto Esquiú del barrio porteño de Belgrano resultó el lugar que reunió la mayor cantidad de casos de influenza en la Argentina. Los 14 contagiados habrían contraído el virus por el contacto con uno de ellos: una alumna de 11 años, estudiante de sexto grado, que se enfermó en un viaje de dos semanas con su familia en Estados Unidos. La menor volvió al país el 9 de mayo pero los indicios de la enfermedad le llegaron recién una semana después. “Cuando vino de Disney, no tenía síntomas. Después empezó con gripe y el pediatra le dijo que se le iba a pasar. Todo ese período de contagio fue al colegio”, precisó Adriana, mamá de una alumna de séptimo grado, quien se encuentra a la espera de los resultados de los análisis de su hija.
“Mi nena estuvo con dolor de cabeza y la llevé al hospital temiendo que fuera gripe A. Nos dieron algunas pastillas para prevenir pero dijeron que el remedio no está en las farmacias porque el ministerio lo acaparó todo”, dijo Adriana, quien resolvió no mandar a clases a su hijo mayor, que asiste a una escuela secundaria de la zona de San Isidro, hasta no saber si la enfermedad llegó a su familia, y si se han contagiado otros compañeros.