La epidemia de gripe porcina que surgió justo hace un año plantea al mundo nuevos desafíos como el acelerar la producción y disponibilidad de vacunas frente a futuros brotes de enfermedades relacionadas con el virus de la influenza.
La jefa de la división de influenza del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), Nancy Cox, dijo que una de las lecciones de la epidemia de influenza A H1N1 es que de haber tenido cuatro o seis semanas antes las vacunas, se habría visto "una gran diferencia en la reducción de la enfermedad".
De visita en México, el primer país en anunciar al mundo la presencia del nuevo virus y que el viernes realizó un seminario sobre las lecciones de la epidemia, Cox refirió que las primeras vacunas estuvieron disponibles en Estados Unidos hasta octubre cuando las escuelas habían vuelto a clases y había más riesgo de contagios.
"Necesitábamos un desarrollo más rápido de la vacuna para la pandemia de la influenza, necesitábamos una pronta disponibilidad de la vacuna antes de que la enfermedad tuviera una segunda oleada", señaló.
Dijo que los virus de influenza son variados y aunque se mantendrán como "una amenaza para nosotros", consideró que son patógenos "que podemos controlar".
Junto a una más rápida producción, dijo, es necesario acelerar la detección de una epidemia y mejorar la distribución equitativa.
Cox llamó al mundo a trabajar juntos para mejorar la forma de enfrentar este tipo de brotes, por ejemplo, a través del establecimiento de sistemas de detección temprana de manera global.
Consideró que si se hubiese detectado la presencia de la epidemia de influenza A H1N1 un par de semanas antes, si la producción de vacunas se hubiese adelantado uno o dos meses y en ese mismo rango la disponibilidad, "habría significado una enorme diferencia".