El consumo de carne vacuna, líder en la mesa de los argentinos, sufrió en los primeros cuatro meses del año una caída interanual del 20%, según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra), mientras que la demanda de pollo, hoy en 35,4 kilos anuales por habitante, tuvo registros semanales de hasta 38 kg en ese período, indicó el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA).
En el caso del cerdo fresco, el año pasado los argentinos comían 6,5 kilogramos anuales por habitante; a principios de año, el registro había subido a 7,5 kg, según la Asociación Argentina de Productores de Porcinos (AAPP).
¿Por qué está sucediendo esto? A mediados de junio, Miguel Schiaritti, presidente de Ciccra, había dicho que el fuerte aumento en el precio de la carne vacuna durante este año tenía mucho que ver. El consumo anual por habitante de carne de vaca cayó de 70,3 kg entre enero y abril de 2009 a 56,3 kg en el mismo período de este año.
Con él coincidió Roberto Domenech, presidente de CEPA: «El aumento de la demanda de pollo fue efectivamente como consecuencia del menor consumo de carne bovina, aunque esto no fue lineal», dijo. Y recordó que el consumo de pollo viene creciendo en forma ininterrumpida desde 2002, al pasar de 20 kg anuales por habitante a 34 en 2009.
Los hábitos de las nuevas generaciones, la mayor cantidad de productos derivados del pollo en las cadenas de comidas rápidas y los conflictos de abastecimiento de carne roja van llevando a que año a año se pueda proyectar un crecimiento en el consumo anual por habitante de pollo de entre 1 kg a 1,5 kg. «Sobre esta base, nuestro proyecto de crecimiento nos permite estimar llegar a los 38,5 kilogramos para 2013 y 44 kilogramos para 2017», dijo Domenech.
El directivo entiende que gradualmente el pollo está empezando a reemplazar a la carne roja, aunque aclaró: «proyectamos nuestro crecimiento sobre la base de que somos una carne alternativa, no una sustituta, y este concepto significa que la opción de compra la toma el consumidor».