Un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires aseguró que durante el año que acaba de finalizan creció 23 por ciento el consumo de productos porcinos.
El cerdo está en la mesa de los argentinos, pero pese a ello, los analistas de mercado advirtieron que, en los últimos años, los porcinos comenzaron a tener demanda en el país, pero no obstante continúa en existencia una gran brecha respecto de la carne de vaca y pollo.
El trabajo señala que el año pasado la producción de cerdos aumentó hasta 331.000 toneladas, lo que implica que casi duplicó los valores de hace una década.
En los primeros cinco meses de 2013 se produjo un nuevo aumento del 22,5 por ciento respecto del mismo período del año anterior, sin embargo, los docentes consideraron que “para seguir creciendo hacen falta más inversiones y un cambio en los hábitos de consumo”.
“A diferencia de lo que sucede en el resto del mundo, en la Argentina se come principalmente carne bovina, alrededor de unos 60 kilos por habitante, por año, seguido por el pollo con 39 kilos”, según el reciente informe.
La investigadora Verónica Rocha dijo que bajaron prejuicios como que la grasa de la carne de cerdo es invasiva y lo hicieron en un 30 por ciento, merced a mejoras alcanzadas en la alimentación.
Explicó que la grasa de los porcinos se deposita sobre todo de manera subcutánea (por debajo del cuero): «Esto hace que su carne sea recomendable para personas que deben comer carnes bajas en grasas».
«Además, es rica en hierro, zinc, fósforo, potasio y en vitaminas del complejo B, a lo que se suma que es baja en sodio lo que la hace apta para quienes sufren de hipertensión y, en general, es tierna», señaló.
En referencia a producción y tecnología, Rodrigo Etchemendy Ratto aclaró que en los últimos cuatro años «se incorporaron nuevas madres a la producción de cerdos y creció el número de cabezas faenadas», según el estudio.
«La oportunidad de la Argentina es llegar a abastecer la demanda interna y, luego, comenzar a exportar; el potencial de crecimiento es mayor en la producción de carne fresca», afirmó al señalar conclusiones de la Federación de Industrias Frigoríficas de Argentina (FIFRA).
Hay que ajustar la cadena de valor
Mientras crece la producción porcina, la faena de cerdos superó durante 2013 los cuatro millones de cabezas, pero los economistas Nicolás Torre y Juan Manuel Garzón, del Ieral de la Fundación Mediterránea, consideran que se necesita «ajustar la cadena de valor».
En un estudio, los técnicos aseguraron que si se aprovechan las oportunidades que se presentan tanto interna como externamente, la producción de carne porcina argentina puede crecer a elevadas tasas durante los próximos años.
Para los especialistas, en los últimos años la cadena porcina muestra una significativa mejora en todos sus macro indicadores y que Argentina cuenta con un elevado potencial que le permitiría ser un actor importante en la cadena de carne porcina y derivados a nivel mundial.
Entre las causas del aumento de la producción porcina, según reflejó un matutino cordobés, se encuentra la reducción del rodeo bovino entre 2007 y 2009.
La caída de la oferta de carne vacuna desde 2010 hasta la fecha abrió una oportunidad única para una mayor incorporación de carne porcina en la dieta de los argentinos», sostuvo el informe.
Torres y Garzón observaron que el incremento de los planteles y las inversiones en nuevos establecimientos que se perciben en los últimos años es la respuesta a este escenario interno más favorable.
Respecto de los desafíos, marcaron que uno «es reducir la dualidad que existe en la cadena, que cuenta con un subcircuito de producción/comercialización que opera con alta productividad y formalidad; y otro subcircuito dominado en general por el establecimiento más pequeños con baja productividad y alta informalidad».
«Para superar esta situación se requiere un programa integral de reconversión del sub-circuito de baja productividad. Este programa integral debería contar, entre otras cosas, con asistencia técnica y financiera para establecimientos de producción de pequeña y mediana escala y con la generación de un sistema efectivo de control de aspectos sanitarios, impositivos y previsionales para el universo de empresas», dijeron.
En este sentido, señalaron que «los mercados de animal en pie y de carne funcionan correctamente en la medida que exista competencia y buena información».
«Por este motivo es muy importante seguir fortaleciendo los sistemas públicos y privados que informan precios y condiciones generales de venta de los productos», añadieron.
En materia de política impositiva, analizaron que son varios cambios los que deberían realizarse: unificar el tratamiento del IVA que recibe la cadena porcina con el de la bovina (10,5 por ciento) y avanzar en la eliminación de los derechos de exportación sobre carnes.