El consumo de carne de cerdo se ubica en el país en los 11,5 kilos por habitante al año y cada kilo de carne que se aumenta en la ingesta significa 20.000 cerdas madres nuevas en la producción nacional de este sector.
Para el caso de la región, la actividad está en franco crecimiento. En la provincia de Neuquén se destaca en el último tiempo un número importante de productores que comienzan a optar preferentemente por la producción de capones obedeciendo a la comercialización de los cortes de carne y dejando en segundo lugar la comercialización de lechones, que es un poco menos rentable, observándose también mayores inversiones. El número estimativo total de productores es de aproximadamente 681, de los cuales uno tiene más de 1.000 cerdas madres, tres entre 100 y 1.000, treinta y cinco entre 30 y 100 y el resto tiene menos de 30 cerdas madres. Los productores con más de 30 cerdas madres en su mayoría producen capones, y se destaca uno de ellos que posee 1.700 cerdas madres ubicado en Plaza Huincul.
En el Alto Valle de Río Negro se cuenta con más de 3.600 madres, de las cuales la mitad pertenecen a cinco productores y el resto se distribuyen entre los pequeños, según datos proporcionados por el por médico veterinario Guillermo Gorsky, del Ministerio de Agricultura de Río Negro e integrante de la Mesa Porcina del Alto Valle.
La orientación de la producción se encuentra también en un proceso de transición, siendo los productores que poseen poca cantidad de madres los que se dedican a lechones, mientras que los que superan las veinte madres comienzan a abocarse a la cría de capones. Esta cadena cárnica se ve como una alternativa para muchos, debido a las modificaciones de la economía. A su vez se encuentran con un cuello de botella en la comercialización al no poseer mataderos y frigoríficos en la zona que puedan procesar el total de los animales manteniendo una constante de calidad.
Los productores pequeños, con menor cantidad de madres no poseen mucho conocimiento del manejo de la piara y/o la sanidad que necesitan, a diferencia de los medianos y grandes que cuentan en sus establecimientos con profesionales idóneos en la temática.
Este panorama da el marco para un proceso de capacitaciones permanente promovidas desde distintos sectores en ambas provincias. Los días 16 y 17 de octubre se llevó adelante en Senillosa la Tercera Muestra Porcina de la Confluencia (ver además página 7), destinada a productores, técnicos, instituciones educativas y público en general. La actividad fue organizada por el INTA a través de la AER Centenario, el Centro Pyme-Adeneu y el EPDA Entidad de Programación para el Desarrollo Agropecuario de Neuquén, participando el Ministerio de Agricultura de la Nación y Prosap.
La edición de este año incorporó alternativas de producción como una maternidad, la cama profunda, que tiene como ventaja sustancial la baja inversión, posibilitando hacer pistas de engorde destinadas a la producción de capones, o gestación con pistas semiintensivas. Como parte de la actividad demostrativa se hizo una inseminación artificial y se brindaron charlas introductorias a la producción porcina, sobre nutrición y elaboración de alimento balanceado e instalaciones. También se abordó la asistencia técnica y financiera, con información vinculada a créditos para el sector.
En el mismo contexto, esta semana se realizaron las Segundas Jornadas Patagónicas de Producción Porcina en la Agencia de Extensión Rural de INTA, en General Roca, con el objetivo de facilitar el intercambio de referentes nacionales del INTA y otras instituciones, como Senasa, con los productores regionales a fin de desarrollar temas de demanda constante de técnicos y productores del sector. Esta actividad se organizó en forma conjunta con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Provincia de Río Negro y Sociedad Rural de General Roca. El programa contempló el abordaje de enfermedades reproductivas, manejo de parto y lactancia con equipos técnicos de la EEA Marcos Juárez de INTA, sistemas de seguimiento por parte de INTA Alto Valle, tratamiento de efluentes a cargo de la DPA de Río Negro, reglamentación de la provincia en marcas y señales, requerimientos sanitarios con un referente de Senasa experiencias de la EEA de INTA en Valle Inferior y grupos de Cambio Rural II.