Autor: MV. Ezequiel Maluzan, asesor técnico, división cerdos Vetanco.
Los hongos, son indispensables para la vida debido a que se encuentran entre los principales organismos descomponedores de la materia orgánica (Knox y Keller, 2015). Por lo que su papel ecológico es sumamente importante.
Las funciones de los hongos son múltiples. Las levaduras se utilizan en la fermentación de cerveza, el pan y también en la recolección de cultivos como trufas, por ejemplo. Los hongos también se utilizan para producir antibióticos, enzimas y control de plagas. Sin embargo, existen hongos toxigénicos y los mismos pueden estar presente en los granos de cereales produciendo
micotoxinas. Una toxina es una sustancia venenosa producida por células vivas de animales, plantas, bacterias, hongos y otros organismos biológicos (Desjardins y Hohn, 1997).
La contaminación en los granos puede ocurrir antes y durante la cosecha o en el almacenamiento. Existe una pobre correlación
entre presencia de esporos, desarrollo de hongos y presencia de micotoxinas. La micotoxicosis, generada por el consumo de micotoxinas, produce grandes pérdidas a nivel mundial en salud humana, animal y productos agrícolas (Vasanthi y Bhat, 1998). Por lo que es imprescindible contar con buena calidad de cereales y tecnología para su control.
Desarrollo
Los hongos para crecer, multiplicarse y producir toxinas requieren de sustratos (generalmente carbohidratos), temperatura superior a 20 °C y humedad ambiente superior al 70%, así como un pH entre 6-7 y una concentración de oxígeno superior al 20%. Actualmente, existen más de 400 toxinas producidas por 350 especies de hongos que han sido aisladas y caracterizadas; las investigaciones se han enfocado en los principales que causan daños significativos a humanos y animales, entre los hongos
toxigénicos más importantes, están los géneros Aspergillus sp – Fusarium sp – Penicilium sp y Claviceps sp.
Tabla 1; Clasificación de las micotoxinas según género, origen y polaridad – European mycotoxin awareness netwoks (eman)
La clasificación más utilizada ha sido en base al género del hongo productor o según la etapa de producción de la micotoxina, pero conforme avanza la investigación en la materia se descubre que esta clasificación es demasiado flexible, ya que un género puede producir diversos tipos de micotoxinas y lo puede hacer tanto en campo como durante el almacenamiento. Actualmente, la principal clasificación es en base a su estructura química, polaridad –característica que representa la separación de las cargas eléctricas en una misma molécula-.
Para lograr el control de las micotoxicosis, es de suma importancia tener presente la clasificación de las micotoxinas según su “polaridad” (Tabla 1). A partir de este concepto, entendemos la dificultad de un “secuestrante” frente a las micotoxinas de baja o nula polaridad.
Micotoxicosis y sus principales efectos
La micotoxicosis resulta del consumo de micotoxinas presentes en el alimento, los cuadros pueden variar según la concentración y tiempo de exposición, como también ser agravados cuando los animales presentan estrés y ciertas deficiencias en su mecanismo natural de detoxificación. Cuando el animal ya no es capaz de reducir la peroxidación – disminución de los radicales libres -, se produce lo que denominamos “Estrés Oxidativo”, el cual afecta a todas las células del organismo, especialmente a las células del sistema inmune.
Los cuadros de intoxicaciones agudas son excepcionales, sin embargo, las manifestaciones subagudas y crónicas resultan más difíciles de evidenciar, pero corresponden a cuantiosas pérdidas como la inmunosupresión, disminución en consumo y ganancia, eficiencia reproductiva, etc.
La incidencia a nivel mundial de infecciones causadas por Fusarium en cereales aumenta debido al cambio climático, el uso de cultivos susceptibles, la falta de rotación y por la aplicación inadecuada de fungicidas (Starkey et al., 2007)
Aflatoxinas: (Aspergillus Sp) Contaminan cultivos básicos para la alimentación, incluyendo el maíz, trigo, sorgo, soja, como también pueden desarrollarse durante el almacenamiento. Las aflatoxinas afectan principalmente el hígado causando hepatotoxicosis. Durante el metabolismo de las aflatoxinas en el hígado se producen radicales libres afectando la síntesis de ADN – ARN, y la producción de proteínas. Esto resulta en una variedad de síntomas clínicos que pueden variar desde una disminución en la ganancia diaria hasta una inmunodeficiencia exacerbando los cuadros infecciosos.
Ocratoxinas: (Aspergillus Sp y Penicillium Sp). La contaminación de granos, generalmente es durante su almacenamiento. las ocratoxinas se absorben por el tracto gastrointestinal uniéndose fuertemente a las proteínas de membrana, esto resulta en una
recirculación enterohepática, reabsorción renal (Nefrotoxicosis), resultando en un tiempo de vida largo de las ocratoxinas en el
cuerpo, de aproximadamente 35 días (Ringot, Chango, Schneider y Larondelle, 2006; Richard, 2007; Wu et al., 2014).
Fumonisinas: (fusarium Sp) Esta micotoxina contamina también la mayoría de las materias primas causando principalmente insuficiencia cardíaca y edema pulmonar. Existen distintos metabolitos, los más importante son el B1 y B2 capaces de producir también síndrome neurotóxico y hepatotóxicos.
Zearalenona: (Fusarium Sp) La contaminación ocurre generalmente en cereales previo a la cosecha. Es responsable de pérdidas en eficiencia reproductiva por tener un efecto estrogénico generando un aumento en “días no productivos” en reproductoras adultas y de aumentar la tasa de descarte en hembras de reposición. Se ha demostrado que la alimentación con niveles de 5 a 10 ppm de ZEA, causa un intervalo destete – celo prolongado o incluso anestro (Chang et al., 1979; Edwards et al, 1987a.; Meyer et al., 2000).
Tricotecenos: (Fusarium Sp) se producen en trigo, maíz, cebada, centeno y arroz después de la infección fúngica en el campo o como parte del deterioro pos-cosecha. Los tricotecenos del tipo A, son producidos por hongos del suelo. En este grupo se incluyen la toxina T-2 y la toxina HT-2, las cuales se encuentran entre los miembros más tóxicos de esta familia de micotoxinas.
Los tricotecenos del tipo B incluyen la toxina más estudiada, deoxinivalenol (DON), también conocida como vomitoxina la cual produce, además de vómitos, rechazo del alimento. Los metabolitos de este grupo presentan menor toxicidad que los del grupo A, pero se producen en mayor concentración (Richard, 2007; Wu et al., 2014). En valores de hasta 10 ppm en alimento, reduce el desarrollo del ovocito y del embrión (Tiemann and Danicke, 2007; Ranzenigo et al., 2008).
Diagnóstico y control
Los niveles de micotoxinas en el alimento analizado tras la aparición de un problema donde se sospecha de micotoxinas no
siempre condicen a los efectos clínicos observados. Esto se puede deber a una distribución aleatoria de las mismas en los sistemas de almacenamiento, donde muchas veces se desarrollan focos calientes de alta concentración, intercalados en zonas de ausencia. El diseño de muestreo es de vital importancia para el éxito en la identificación de micotoxinas.
Por otro lado, el sinergismo entre ellas – la potenciación de los efectos tóxicos por más de una micotoxina – no podrían evidenciarse en los resultados de laboratorio, al igual que la glucosilación – combinación de micotoxinas con los azucares de cereales- que enmascara la evidenciación de las mismas.
Tabla 2; Referencia a límite de micotoxinas, según categoría en ganado porcino: (Gimeno
A Revisao das concentracioes máximas tolerables para algunas micotoxinas; 2009)
Dada la alta incidencia de micotoxicosis en producción porcina, es importante abordar una estrategia preventiva. En función de las diferentes estructuras químicas de las micotoxinas (clasificación según polaridad) es imprescindible el uso de productos que
cuenten, entre otros, con biotransformación enzimática para controlar las micotoxinas de baja o nula polaridad- DETOXA PLUS®, posee enzimas específicas que se activan por el Ph del estómago (2,5- 4,5 medio ácido) comenzando su mecanismo de acción previo al sitio de absorción (intestino).
Además, cuenta con el agregado de polímeros de pared de levaduras que son adsorbente biológicamente activo frente a las micotoxinas de alta polaridad – Aflatoxinas principalmente – en el tracto digestivo (alto poder de adsorción y baja desorción).
Las reacciones enzimáticas son tiempo dependiente, por lo que la activación de las enzimas a nivel estomacal, presenta ventajas técnicamente competitivas debido a que el alimento permanece mayor tiempo en este compartimento con respecto a intestino.
Las micotoxinas como la Zearalenona, Fumonisina, Trocotecenos y también ocratoxinas, son catalizadas por enzimas específicas capaces de alterar a su estructura química, transformándolas en metabolitos de menor o nulo efecto toxico.