En un contexto climático más favorable y con la amenaza de la chicharrita controlada, el maíz tardío comienza a recuperar hectáreas en la rotación agrícola argentina. Según la última encuesta cuatrimestral de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), los productores muestran una mayor intención de incluir este cultivo, aunque la superficie total de siembra será menor que la del año pasado.
La Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar) también destacó un dato alentador: la reactivación de las ventas de semillas de maíz tardío para la campaña 2024/25. Esta tendencia responde a dos factores clave: la baja población de Dalbulus maidis (chicharrita del maíz) y un régimen de lluvias por encima de lo esperado, gracias a la ausencia del fenómeno La Niña.
El informe de CREA, basado en las respuestas de 1.429 productores de diferentes regiones agrícolas, reveló un aumento del 2,4% en la intención de siembra de maíz tardío respecto a julio de este año. “El mejor régimen hídrico y la menor presencia de la plaga permitieron que muchos productores retomaran planes abandonados por el temor a nuevos estragos”, detalla el documento.
Sin embargo, el reporte advierte que, pese a esta mejora, la incertidumbre climática y económica que marcó el inicio de la campaña llevó a una reducción general del área destinada al maíz. La superficie proyectada para el ciclo 2024/25 es un 7% menor a la de la campaña anterior.
Por su parte, el maíz temprano muestra un panorama optimista gracias a las lluvias de octubre, noviembre y diciembre. Este cambio beneficia tanto al maíz temprano como al tardío, especialmente en la región núcleo, donde el 70% de los cultivos atraviesa su período crítico con condiciones entre “muy buenas y excelentes”.
Incluso algunos productores consideran aumentar hasta un 30% la superficie destinada al maíz tardío, reemplazando áreas inicialmente planificadas para soja.