Las perspectivas para el sector porcino de la UE no son muy favorables. Las explotaciones tienen que adaptarse a estrictas normas medioambientales, de alimentación y de bienestar animal (como la eliminación de las jaulas de gestación etc), lo que supone un importante coste de inversión, pero paralelamente, tienen que soportar unos precios muy volátiles en la alimentación animal y unos márgenes que desde 2007 son cada vez más reducidos.
Además, el sector tiene que sufrir la competencia de Brasil y Tailandia, con muchos menores costes de producción. Este año, asimismo, el sector porcino ha soportado una reducción de sus exportaciones, ya que Rusia ha elevado sus aranceles de entrada para los cerdos vivos, mercado que suele absorber la mitad de este comercio.
La conjunción de todos estos factores prevé que una caída del número de explotaciones de porcino en la UE. Si bien todos los países van a sufrir esta reducción, ésta será especialmente drástica en el caso de Francia, que está sufriendo una importante pérdida de rentabilidad. Tras Francia, los países más afectados serían Dinamarca, Alemania y Países Bajos, según recoge Agrimoney.
El cierre de explotaciones se va a traducir en un menor censo que llegaría a 150,7 millones de animales a finales del próximo año, lo que significaría que los efectivos de porcino en la UE se habrían reducido en 11 millones en 5 años, según datos de un informe del USDA.
La gran esperanza está puesta en China, siendo un mercado con millones de potenciales consumidores. Dinamarca, Francia y España ya cuentan con permiso para exportar directamente a China.