La velocidad con que se generan los adelantos en investigación en materia de genética, nutrición reproducción, manejo y en general en todos los aspectos asociados con la producción ha permitido que los parámetros productivos hayan experimentado profundos avances en la última década. Solo los cerdos sanos serán capaces de alcanzar las metas productivas en lo que concierne a tasa de crecimiento, eficiencia de conversión y calidad de canal que caracterizan a la producción moderna de cerdos. Por ello, la aplicación de normas de bioseguridad, cuya importancia es frecuentemente subestimada, constituye un requisito indispensable para garantizar la rentabilidad de la empresa porcina.
La médico veterinaria Jacqueline Trómpiz, profesora adscrita al Departamento de Zootecnia de la Facultad de Agronomía de LUZ, sostiene que el término Bioseguridad se refiere a la aplicación de normas y procedimientos destinados a prevenir la introducción de enfermedades infecciosas en cualquier sitio de producción, área, edificio, granja o región productora de cerdos. Por lo tanto la aplicación exitosa de tales normas, requiere identificar todas las posibles vías de transmisión de enfermedades.
Explicó que el riesgo de introducción de enfermedades en una zona geográfica exige la aplicación de medidas de bioseguridad colectivas que permitan la prevención de brotes devastadores. "La bioseguridad es importante cuanto mayor sea el estado sanitario de la explotación que queremos preservar, ya que debe asumirse como una forma de pensar y actuar, sin convertirse en la actividad más importante de la explotación, pero manteniéndola presente al llevar a cabo cualquier tipo de acción o al tomar cualquier decisión; es por eso que la inversión en formación del personal de granja porcinas en bioseguridad es la más rentable de todas las inversiones que podamos realizar en esta área", dijo.
Indicó además que en zonas de alta densidad de cerdos, las inversiones en bioseguridad deben ser acordes a la realidad de la zona, incidiendo en aquellos aspectos sanitarios que puedan se controlados con este tipo de medidas.
"El estatus sanitario de una explotación de ganado porcino depende esencialmente de varios factores, dentro de los cuales podemos citar en primer lugar la presencia de agentes patógenos para el cerdo y en segundo lugar aquellos elementos que pueden implicar un desequilibrio animal–patógeno como son: las instalaciones, la nutrición, las prácticas de manejo empleadas, la tasa de reposición, las medidas de bioseguridad aplicadas y el personal. Un elevado nivel sanitario permite a los animales expresar todo su potencial genético, aumentando la eficiencia productiva y mejorando la calidad de la carne producida", comentó la experta en producción de cerdos.
Informó además la profesora Trómpiz, que generalmente la aplicación de normas de bioseguridad puede orientarse a la prevención de la contaminación con agentes infecciosos externos o internos a la granja. El control estricto del movimiento de cerdos, personal y vehículos es considerado el secreto del éxito de la bioseguridad para prevenir la introducción y/o diseminación de las enfermedades.
"La aplicación de medidas estrictas de manejo debe estar destinada a mantener el nivel de salud de los cerdos de nuestra granja y a prevenir la introducción de agentes externos a dicha población. Para la obtención de animales con un mayor estado de salud tenemos que trabajar no solamente con animales sanos si no que también concomitantemente aplicar medidas estrictas de prevención para evitar su contaminación con determinadas enfermedades", dijo la médico veterinaria.
Prevenir enfermedades
Mucho se ha hablado y escrito últimamente sobre el término bioseguridad, sin embargo, han sido necesarios varios ejemplos de enfermedades muy costosas durante estos últimos años: el Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino (PRRS) en gran parte de los principales países productores del mundo, problemas con la Peste Porcina Clásica (PPC), la Fiebre Aftosa en Europa y el Reino Unido y patologías emergentes, principalmente el Síndrome Multisistémico Postdestete (PWMS) o "Desmedro", para que empiece a plantearse muy seriamente invertir en bioseguridad y prevenir la aparición de enfermedades en las explotaciones porcinas.
Las formas de transmisión de las enfermedades en el control sanitario de las explotaciones porcinas deben tenerse en consideración por todas aquellas situaciones que rodean a las mismas y que pueden determinar la transmisión de agentes infecciosos susceptibles de afectar al efectivo animal.
Según la experta en producción de cerdos, los factores epidemiológicos considerados esenciales para una transmisión de enfermedades entre granjas son la transmisión por vía aérea, movimiento de cerdos (reproductores, lechones), utilización de residuos de cocina, de mataderos y/o charcutería, vectores (hombre, materiales, vehículos, roedores, moscas, pájaros) y distribución geográfica de las granjas dentro de la zona.
"Como ventajas de la bioseguridad se puede considerar la reducción del uso de medicamentos, la reducción de la incidencia de patologías infecciosas y parasitarias, la adecuación a un mercado más exigente en materia de residuos, y la mayor competitividad por mejora de los rendimientos zootécnicos", concluyó la médico veterinaria Jacqueline Trómpiz.