CUBA. En Villa Clara hasta los cerdos tienen su yogur

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By Redacción Infopork

Estamos en la finca El Deseo, municipio de Placetas, en Villa Clara. Alguien nos muestra una puerca que hace poco trajo al mundo 20 lechoncitos. Sé que estos hombres llevan una vida de sacrificio. Trabajan más de 12 horas al día.

«¿Y vale la pena tanto esfuerzo?», le pregunto a Ramón Sablón Pérez, uno de los campesinos. «Despreocúpese, periodista, si no reportara beneficios no estaríamos aquí», me contestó. La respuesta me satisfizo. Dejé a los que contemplaban a la recién parida.

Allá, al lado de unos tanques enormes, esperaba el médico veterinario José Ramírez González, el centro de nuestra visita a Placetas. A él se debe una gran parte de los resultados de los productores del municipio.

–José, ¿qué guarda usted en esos tanques?

–Aquí se almacena el yogur para los cerdos.

–¿Yogur?, ¿cerdos? –pregunto con verdadera sorpresa.

–Se trata de un preparado que hemos ideado para sustituir elementos de la alimentación porcina, los cuales se importan y hay que pagar en divisas. Primero comenzamos a experimentar con el yogur de yuca y ahora trabajamos con el de boniato.

–¿Cómo se prepara?

–Usted coge el boniato y lo pasa por una máquina forrajera. Los campesinos construyen esos aparatos de forma artesanal. A los que no pueden hacerlo, se les arrienda uno.

«Luego el boniato se deposita en un tanque, preferiblemente de cemento o de asbesto. Debe quedar cubierto por agua, una capa de 2 cm por encima del polvo. Se le puede adicionar yogur de soya, un litro por cada 100 quintales. El yogur baja el pH y el proceso transcurre de una forma más eficiente.»

En conversación aparte, los campesinos me explicaron algunas sutilezas del proceso. Los tanques deben taparse bien para que no penetre la lluvia. Durante las primeras 72 horas el yogur debe moverse unas dos veces cada día para homogeneizar la mezcla.

Al finalizar el proceso, si el boniato utilizado es fresco y sano, puede suministrárseles de inmediato a los animales. De lo contrario, debe esperarse al menos una semana para contrarrestar el efecto negativo de las sustancias indeseables y mejorar la consistencia física del producto.

–José, ¿dónde los campesinos obtienen la materia prima para elaborar el yogur?

–Una parte del boniato lo cosechan ellos mismos. El resto proviene de la producción estatal. Son viandas que no están aptas para el consumo humano. Aquí todo se aprovecha. Lo mismo el que no se puede comercializar, el troceado, el que está infestado por larvas de tetuán, el podrido.

–Hace tiempo escuché del ensilado de cítricos…

–Y también hay muchos reportes del ensilado del boniato. Trituran el tubérculo, lo ponen en capas y le echan sal como conservante. Otros ensilados se tapan con hierbas.  Pero todos se hacen en seco. Aquí, en Placetas, hemos introducido la iniciativa de elaborar el yogur.

La palabra ensilar es una contracción de la frase «en silos» y refiere la idea de conservar un producto. El boniato se deteriora al mes de estar almacenado.

–¿Cuánto tiempo puede resistir el ensilado de boniato?

–Se conserva por un año. Con frecuencia el campesino cosecha un campo de boniato y la producción le trae problemas. Mucho está picado o se pudre. A los animales no les gusta el boniato con larvas de tetuán, pero consumen todo el yogur que les den.

–¿Qué ventajas proporciona la iniciativa impulsada por ustedes?

–Es una operación muy fácil y barata. El campesino puede sostenerse a sí mismo. Recoge el campo, procesa el boniato y después puede sembrar de nuevo.

–Y además, le ahorra divisas al país.

–En Villa Clara el sistema de alimentación para la pequeña y la mediana producción está basado en el NUPROVIM-10 (una forma abreviada de llamar al Núcleo de Proteínas, Vitaminas y Minerales) y la Miel B. Los productores reciben el 49 % de las demandas energéticas. El resto tiene que buscarlo el propio campesino.

«La dieta convencional se fabrica a base de maíz y soya. El primero ocupa el 70 y a veces el 80 % de la alimentación. Nosotros les proporcionamos la soya importada a los campesinos. Pero el resto se produce en «Cubita»: boniato, Miel B. Imagínate la cantidad de recursos que nos ahorramos.»

En este proyecto han colaborado expertos del Instituto Nacional de Investigaciones Porcinas, así como científicos adscritos al Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Su aplicación a pequeña escala determinó que el yogur de boniato puede sustituir el 30 ó 40 % de la dieta en los porcinos.

Al final, José Ramírez nos informó que la iniciativa se había extendido a muchos lugares. En todos se recogieron magníficos resultados. Después se marchó: debía viajar de inmediato a Santiago de Cuba, donde presentaría el yogur de boniato a especialistas del más alto nivel. 

Por: Yandrey Lay Fabregat

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