Algunos objetivos serán articular a los eslabones, mejorar la productividad y rentabilidad de las empresas, acrecentar la competitividad de las carnes porcinas mediante el agregado de valor, conquistar nuevos mercados y estimular la inversión.
El miércoles 17 del corriente el gobierno santafesino puso en marcha el Consejo Económico de la Cadena de Valor Porcina y el Plan Estratégico que servirá de guía para impulsar el desarrollo del sector.
El lanzamiento se realizó durante una reunión que presidió el Ministro de la Producción, Juan José Bertero, y de la que participaron funcionarios, técnicos, industriales y productores. Entre los ausentes, se contaron los supermercadistas, a quienes se optó por no invitar debido a las reiteradas faltas a presentaciones de otros planes estratégicos del sector agroalimenticio.
En un completo informe, en el que se incluye un diagnóstico de la actividad así como un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), se plantean los siguientes objetivos para la cadena porcina: articular a los eslabones, mejorar la productividad y rentabilidad de las empresas, acrecentar la competitividad de las carnes porcinas mediante el agregado de valor y la conquista de nuevos mercados y estimular la inversión.
Para cada una de estas metas, el Plan estipula distintos mecanismos de implementación. El más destacado apunta a superar “la falta de información confiable” mediante la adopción de un sistema informático desarrollado por el Centro de Información de Actividades Porcinas (CIAP) mediante el cual se puede, vía internet, ingresar datos reproductivos, productivos y económicos y así conformar una base de datos útil para la generación de políticas específicas.
Buenas intenciones
Bertero reiteró a los presentes los conceptos básicos de la política oficial. Sobre la visión de cadena de valor dijo: “el gobierno ya dio el primer paso, ahora les toca a los eslabones practicar la ecuación ganar-ganar, aunque no se gane lo que se pretende”. Respecto al Plan Estratégico, afirmó que “no es estático, habrá que graduarlo, pero es mejor que no tener nada”.
Entre los presentes, la voz de los industriales la alzó el contador Hugo Carassai, quien planteó su preocupación por “cómo ensamblar los objetivos provinciales con las políticas nacionales”, además de señalar los principales problemas del sector. En tal sentido, mencionó el sistema de precios impuesto por la Secretaría de Comercio Interior; así como la inexistencia de incentivos fiscales para invertir y la superposición de impuestos, como la Tasa de Abasto que rigen en pueblos y ciudades de otras provincias (Entre Ríos y Buenos Aires, por ejemplo). Pero sobre todo destacó que es la carne vacuna el principal freno para el desarrollo porcino: porque es más barata y porque tributa el 10.5% de IVA contra el 21% del cerdo.
Por la producción, se lo escuchó al titular de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (Aapp), Juan Ucelli, quien se preguntó “cómo puede ser que la costillita de cerdo salga del frigorífico a $9 y en la góndola pase a valer $16; eso es un 50 o 60% de rentabilidad en 48hs mientras al productor le lleva 6 meses de crianza del animal”.